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Hernia umbilical en cachorros.

Hemos adoptado un cachorrito, y cuando se tumba boca arriba vemos que tiene un bulto en la panza. No os asustéis, no debemos preocuparnos. Probablemente sea una hernia umbilical, una afección congénita bastante frecuente en los cachorros.

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Los perros, como los humanos, están unidos a la madre por el cordón umbilical, mediante el cual obtienen los nutrientes y el oxigeno para desarrollarse. Cuando el cachorrito nace, la madre suele morder y cortar este cordón umbilical, creando una cicatriz : el ombligo.

Pues ocurre que en determinadas ocasiones, esta cicatriz no se cierra del todo, quedando un pequeño orificio en la pared muscular que conecta directamente con el interior del abdomen. A través de este orificio puede salir más o menos contenido abdominal, usualmente grasa o algún fragmento del intestino, aunque es posible que pueda salir algún órgano, no obstante esto es poco frecuente. Estos tejidos quedan localizados entre la pared abdominal y la piel, y su aspecto es el de un bulto blandito de tamaño variable. Pues a esta protrusión del contenido es a lo que llamamos hernia, y como está en el ombligo le ponemos el apellido umbilical. Existen otros tipos de hernias ubicadas en otras localizaciones, como la ingle o el periné.

Las hernias umbilicales en los cachorros suelen de pequeño tamaño y sin contener órganos, solo grasa. Y a menudo se suelen corregir con el paso del tiempo, ya que es frecuente que cuando el animal vaya creciendo, el orificio vaya siendo cada vez más pequeño hasta hacerse imperceptible. De este modo, al llegar a adulto, el problema ha desaparecido.

Pero en caso de no ser así, si el tamaño del orificio sigue creciendo, es posible de que a través del mismo salga más contenido abdominal, como fragmentos intestinales o incluso órganos. Es en este punto donde la situación se puede complicar. Al existir órganos atravesando este orificio, cabe la posibilidad de que se estrangulen los vasos sanguíneos y esa parte exteriorizada se necrose, suponiendo un riesgo potencial para la salud del animal. Por este motivo, si nuestro animal tiene una hernia cuya evolución tengamos que controlar, es de vital importancia revisarla diariamente para en caso de ocurrir una complicación, poder actuar a tiempo.

Para concluir, siempre que sospechemos que nuestro perro pueda tener una hernia, debemos de acudir a un profesional para que la examine y valore, y él será el que nos aconseje operar o no, según sea necesario. Y en caso de ser necesaria una cirugía, hacerlo de forma inmediata o esperar la evolución. En muchos casos, sobre todo en hembras, se suele cerrar este defecto aprovechando la esterilización.

Juan Vázquez

Médico veterinario

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